【据ELMUNDO 12月06日报道】这周末，随着圣诞节的到来与商业中心的呼唤，马德里接待上千名本国与外国游客，尽管周六的人们手里并没有提很多购物袋。

一位家长Augusto带着他的孩子大军喜气洋洋地说，“一定要来Plaza Mayor的啊，我们吃了一个鱿鱼圈的夹面包，不过要想进Primark是不可能的。”

    Gran Vía，到32号，也就是两个月前刚落成的那家爱尔兰超大廉价服装厂的道路已经无法通行了，周六超过3万人光顾此店。

    该店不得不开始限制客流量。一位员工，手机还拿着计算器解释道，“不能超过1800人同时在里面啊，我们会吃罚款的，我们可不想像马德里竞技场那样。”另一位员工则正在给正在排队进的顾客发放门票，队长得像要进discoteca似的。

Inmaculada女士排在队里，一脸惊呆了的表情，她和她的丈夫从Cádiz来到马德里想要看狮子王顺便在市里逛逛。“我们来这里是因为一个朋友在这家工作，不过看到这一场面我们已经没有欲望进去了。”再往后面一点，一位马德里人Montse女士大惑不解：“我已经疯了，我这辈子还是第一次购物要排队。”

    Plaza de Callao甚至比 Primark更为拥挤，Javier先生推着他远离喧嚣睡着了的小女儿Claudia企图在人群中挤出一条道路，“这简直就是进了Comanche领土”。Doña Manolita 的彩票处前，要买décimos的人们排起了300米的长队，仿佛每人都能中奖似的。José 和 María Luisa也来到市中心买圣诞彩票，两人分别已经有79岁和80岁了，是Valdezarza区的邻居。

Durante este largo fin de semana, Madrid recibirá a miles de turistas nacionales y extranjeros atraídos por el alumbrado navideño y los centros comerciales, con la ocupación hotelera tocando techo y optimismo ante la expectativa de ventas, aunque este sábado la gente se paseaba sin demasiadas bolsas en las manos.

«Es obligatorio venir a la Plaza Mayor, pero nos comernos un bocata de calamares y a casa», explicaba Augusto, que parecía divertirse dirigiendo a su tropa de hijos y sobrinos entre el mogollón de guiris y viandantes. «Lo que está imposible es el Primark», advertía este padre de familia.

En efecto, la acera de la Gran Vía era intransitable a la altura del número 32, donde la marca textil irlandesa inauguró hace dos meses el nuevo santuario de la ropa barata. Durante este sábado pasaron por la tienda más de 30.000 personas: como si toda la población de la ciudad de Soria en bloque hubiera ido allí a buscar camisetas.

Los empleados del comercio tuvieron que restringir el acceso por exceso de aforo. «No puede haber más de 1.800 personas dentro al mismo tiempo, nos pueden multar y no queremos que pase como en el Madrid Arena», explicaba una trabajadora con un contador en la mano. Otro compañero repartía entradas a los clientes que formaban cola bordeando la manzana, como si fuera una discoteca.

Inmaculada aguardaba su turno con cara de asombro. Viene de Cádiz con su marido «para ver el Rey León» y pasar unos días en la ciudad. «Y nos hemos acercado porque una amiga trabaja aquí, pero viendo esto se te quitan las ganas». Un poco más atrás, la madrileña Montse se sumaba al estado de perplejidad: «Me estoy quedando loca, es la primera vez en mi vida que tengo que hacer cola para comprar».

«Esto es entrar en territorio comanche», decía Javier intentando abrirse paso entre la marabunta con el carrito de su pequeña Claudia, que dormía ajena al bullicio en la plaza de Callao, donde se atisbaba un pelotón todavía más extenso que en Primark: ante el despacho de loterías de Doña Manolita comenzaba una fila india de 300 metros para comprar décimos, como si todos llevaran premio.La Lotería de Navidad también trajo al centro a José y María Luisa, de 79 y 80 años, vecinos del barrio de Valdezarza.